La empresa familiar representa casi el 90% del tejido empresarial español, lo que la convierte en el mayor generador de puestos de trabajo del país. En ella se combina el esfuerzo de llevar un negocio con el reto de la convivencia y la dirección dentro del seno familiar. Pero además, se suma un contexto de revolución tecnológica en el que la única constante es el cambio. Esto obliga a innovar y adaptarse para poder continuar en un mercado global con cada vez más demanda.
Con este panorama, repasamos los principales desafíos que enfrentan los negocios familiares para mantenerse en pie de forma competitiva y hacer frente a las nuevas dinámicas sociales.
La empresa lo primero
Es muy común que se mezclen asuntos corporativos con los familiares, lo que resulta perjudicial para ambas partes. Mantener los límites claros es indispensable para evitar conflictos internos, ya que, al margen de su naturaleza familiar, una empresa se debe gestionar como tal.
Hay que poner especial cuidado en las áreas fiscal y financiera, que suelen ser temas delicados. Una buena práctica es contar con una asesoría fiscal para administrar estos asuntos de manera eficiente y óptima. Al final, todo se resume en que el principal objetivo es mantener el negocio rentable, productivo y eficiente, adoptando las decisiones que sean necesarias.
Adaptación sin perder la esencia
Una empresa familiar suele ser fiel a sus tradiciones, algo que puede verse como un impedimento para la adaptación y la innovación. Esto no tiene por qué ser así, pero encontrar el equilibrio tampoco es tarea fácil. Innovar, más que una alternativa es una necesidad para poder mantenerse en el mercado. Una forma de tratarlo es dejando la parte tecnológica a los miembros más jóvenes, y la gestión general a los más experimentados.
Formación, meritocracia y familia
Un factor importante dentro de la empresa familiar es la profesionalización y formación del capital humano, sobre todo de aquellas personas que ocupan cargos de dirección. Necesitan capacitarse y actualizar sus conocimientos de forma constante para mantenerse al día con el entorno y el mercado.
Otro punto a cuidar es la integración de parientes a responsabilidades para los que no están cualificados. Si los resultados no son los esperados, separarlos del puesto será más complicado y puede afectar a la relación familiar. Lo mejor es evitar esta situación y basar las decisiones de contratación en las competencias del candidato y no en los lazos sanguíneos.
Crecimiento y expansión
Las empresas familiares suelen estar arraigadas en áreas limitadas y su expansión es más bien discreta. Pero en el panorama actual, con un mundo completamente interconectado, no crecer es retroceder. Por ello deben aprovechar la globalización para intentar llegar a nuevos territorios y ampliar su radio de acción. De igual manera, los proyectos de emprendimiento interno pueden suponer una aportación al desarrollo de la empresa, y vale la pena fomentarlos.
Relevo generacional
Delegar un negocio a una nueva generación puede ser un tema complicado. No siempre se tiene claro cómo será el proceso, pues no es lo mismo heredar bienes que heredar la dirección de un negocio. La decisión debe basarse en liderazgo, capacidad de gestión y visión de los candidatos, en lugar de las líneas sucesorias. Una vez decidido, puede resultar de mucha ayuda contratar los servicios de un consultor o estratega que colabore durante el periodo de transición y aporte una visión externa e imparcial.
En el panorama socioeconómico de hoy, el papel de la empresa familiar es estelar. Por eso resulta tan importante identificar y encarar los retos a los que se enfrenta, para poder garantizar su continuidad a través del tiempo y las generaciones.