De nuevo 31 de octubre. Esta noche es la noche del terror. O, al menos, eso es lo que dicen. La verdad es que yo no estoy demasiado de acuerdo con esa creencia. Ningún fantasma, zombi o muerto viviente asusta tanto como salir de la zona de confort. En serio. Si quieres pasar un Halloween terrorífico, prueba a moverte unos pasos de esa vida tan cómoda y estable que llevas. Acabarás temblando como un cachorrito recién llegado a su nuevo hogar.
¿Para qué engañarnos? Los seres humanos somos animales de costumbres. Buscamos el equilibrio y la rutina a toda costa y, en cuanto esa normalidad se altera un poco, nos sentimos desorientados. Parece que estemos deseando salir de viaje para pronunciar aquello de “como en casa en ningún sitio”.
Entonces, te preguntarás, ¿por qué salir de la zona de confort? ¿Para qué pisar el barro si podemos quedarnos sentados en las gradas? En el caso de que seas empresario o autónomo, la respuesta es que, sinceramente, no tienes otra opción. Quedarse estancado significa paralizar el negocio y un negocio que no avanza está abocado al fracaso. Si eres trabajador por cuenta ajena y te planteas emprender, el salto pasa inevitablemente por abandonar esa estabilidad y certidumbre que dan la nómina, el horario y el contrato fijo.
La felicidad del botín de caramelos
Esta noche muchos niños pasarán miedo. Darán gracias de que su disfraz oculte el pánico que sienten al escuchar esas historias de terror que siempre cuenta algún adolescente rebelde. Sin embargo, luego llegarán a casa, se vaciarán los bolsillos y disfrutar de su botín de caramelos hará que todo haya merecido la pena.
Salir de la zona de confort, sea por voluntad o por obligación, tiene recompensa. Y, además, es una de las mejores que puede ofrecerte la vida. Cuando te instalas en una rutina, todo acaba volviéndose de un tono grisáceo. Es posible que pienses que eso te compensa no pasar el mal trago de enfrentarte a situaciones desconocidas, pero lo cierto es que con el paso del tiempo es más que probable que te sientas vacío.
El emprendimiento y la zona de confort son incompatibles. El mundo empresarial es cambio constante, incertidumbre, inconformismo… Es como esa montaña rusa a la que temes cuando visitas un parque de atracciones y a la que, finalmente, te atreves a subir. ¿Sabes cómo es la sensación que te queda después? Volver a mirarla desde abajo y pensar: “Yo he estado ahí”. Esa superación es la felicidad absoluta.
¿Por qué merece la pena salir de la zona de confort?
Si tú también quieres llegar a casa con un botín de caramelos, atrévete a cambiar de vida. ¿Cuál es tu fobia? ¿Hacerte autónomo? ¿Contratar a un trabajador? ¿Alquilar una nueva oficina? Sea cual sea, la clave es plantarle cara al miedo. Salir de la zona de confort merece la pena porque…
- Te hace crecer personalmente, al superar tus obstáculos.
- Te convierte en un mejor profesional, emprendedor o empresario, más ambicioso y dispuesto a luchar por sus objetivos.
- Te permite ganar autoconfianza, puesto que descubres realmente lo que eres capaz de hacer.
- Te mantiene motivado, gracias a que siempre tienes nuevos retos por delante que conseguir.
- Te enseña porque, como hemos dicho muchas veces, cuando caemos, cuando cometemos un error, aprendemos.
En definitiva, salir la zona de confort es lo que nos hace sentir vivos. Tener miedo, superarlo, arriesgarte, enfrentarte a lo desconocido, equivocarte, llegar a la meta y volver a empezar. Así es cómo funciona la vida. Así es como nos sentimos completos, felices y mejores en lo que hacemos, personal o profesionalmente.
¿Truco o trato?